Changing the avenue name


In the summer of 2020, a small group of people who identify as white settlers from varied lineages, and who live or have lived along so-called “columbus” Avenue in South Minneapolis, renewed conversations about changing the avenue name. We see this action as one small piece in the long ongoing work of dismantling white supremacy.

We joined in conversation with council members from Makoce Ikikcupi, a Dakota land recovery project. The council gave the name Oyáte Avenue, a Dakota language word meaning “the people” (pronounced “oh-YAH-tay”).

We honor the land that we live on as Dakota homeland, which also became home to the Anishinaabeg. This land has nurtured cultures, life ways, and medicine. We acknowledge that on this land genocide, land theft, racialized hatred, discriminatory laws, and brutal policing were/are enacted by white settlers and colonial institutions towards Indigenous peoples and Black people, immigrants, and other people of color.

We celebrate the resilience, beauty, strength and survival of Indigenous, Black, and Immigrant communities and other communities of color. We are humbled by the legacies of those who have maintained and reclaimed their power through myriad tactics. We believe that white settlers have both a responsibility and personal stake in ending ongoing racialized, colonial violence on this land and working towards repair.

 

El verano del año 2020, un grupo pequeño de personas que se identifican como colonos blancos de linajes variados y que viven o han vivido a lo largo de la Columbus Avenue en el sur de Minneapolis, reanudaron conversaciones sobre el cambio de nombre de la avenida, viendo esta acción como una pequeña pieza del extenso trabajo en curso para el desmantelamiento de la supremacía blanca. Nos unimos a la conversación con los miembros del Consejo Makoce Ikikcupi, que es un proyecto dakota de recuperación de la tierra. El Consejo le dio a la avenida el nombre Oyáte Avenue, palabra que en idioma dakota significa “el pueblo” (se pronuncia “oh-YAH-tay”). 

Honramos el suelo en la que vivimos que es tierra dakota que no fue cedida y que también se convirtió en la tierra de la tribu anishinaabeg. Esta tierra ha nutrido las culturas, formas de vida y la medicina. Admitimos que en esta tierra de genocidio, de robo de las tierras, odio racializado; y de leyes discriminatorias y de policía brutal, ambas fueron y actualmente todavía son promulgadas por los colonos blancos y las instituciones coloniales hacia los pueblos indígenas, las personas de la negritud, inmigrantes y otras personas de color. Nosotros afirmamos la soberanía de las tribus y asumimos nuestra responsabilidad ante los pueblos y naciones indígenas. 

Celebramos la resiliencia, belleza, fortaleza y sobrevivencia de las personas indígenas, de la negritud, de las comunidades inmigrantes y de otras comunidades de color.  Somos conscientes de los legados de quienes han mantenido y reclamado su poder a través de innumerables tácticas. Creemos que los colonos blancos tienen ambas tanto la responsabilidad como el interés personal de ponerle fin a la constante violencia colonial racializada sobre esta tierra y a trabajar hacia la reparación.